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Increíble: Entre la burla y la consecuencia. Noroña provocó el aumento del impuesto al 5% a las remesas de los paisanos

Lo que comenzó como una burla en redes sociales por parte del diputado mexicano Gerardo Fernández Noroña, terminó en una respuesta con consecuencias tangibles por parte de un senador estadounidense. Eric Schmitt, legislador republicano de Missouri, anunció —tras el escarnio público de Noroña— un incremento del 5% al impuesto sobre remesas enviadas a México, como represalia directa.
”¿Adivina qué? El impuesto a las remesas acaba de subir un 5%,” escribió Schmitt en una publicación que rápidamente se viralizó. Su respuesta se produjo luego de que Noroña desestimara, con tono sarcástico, la propuesta del senador de gravar los envíos de dinero como medida de presión para frenar la inmigración irregular.
La situación, más allá del enfrentamiento personal y del espectáculo político, pone en evidencia dos problemas de fondo: el peligro de la diplomacia improvisada vía redes sociales y el uso político de las remesas, un ingreso vital para millones de familias mexicanas.
El costo de la retórica populista
Gerardo Fernández Noroña es conocido por su estilo confrontativo y por su uso habitual del sarcasmo como herramienta política. Sin embargo, esta vez, su provocación no cayó en saco roto. En lugar de generar aplausos internos, parece haber generado consecuencias externas que podrían golpear directamente a los mexicanos que dependen de las remesas enviadas desde EE. UU., que en 2024 alcanzaron cifras récord.
Lo que en redes sociales puede parecer una “victoria” discursiva o un meme viral, en la realidad política internacional puede tener consecuencias económicas muy concretas. Un aumento del 5% en el gravamen a las remesas no es un simple número: representa millones de dólares menos en los bolsillos de quienes dependen de ese dinero para sobrevivir.
La otra cara: oportunismo electoral en EE. UU.
Tampoco se puede ignorar que la respuesta del senador Eric Schmitt obedece a una estrategia política bien calculada. En plena temporada electoral en Estados Unidos, tocar el tema migratorio y mostrarse “duro” con México rinde votos entre ciertos sectores conservadores. La postura contra las remesas es una forma simbólica y práctica de enviar el mensaje de que “se está haciendo algo” contra la inmigración indocumentada.
Pero, una vez más, la clase política de ambos lados de la frontera parece usar a los migrantes como moneda de cambio, sin importar los efectos reales de sus palabras o decisiones.
¿Quién pierde?
Pierde México, si bien el impuesto a las remesas tiene que ser aprobado por ambas Cámaras en Estados Unidos, ya en sí es una amenaza a quien se burle de las políticas que está aplicando la Administración de Donald Trump desde su llegada a la Presidencia. Al final del día, los más perjudicados serán los millones de mexicanos que trabajan en Estados Unidos y sus familias en México. La discusión deja de ser política cuando impacta directamente en la comida, la salud o la educación de miles de hogares que dependen de esos envíos.
En tiempos de redes sociales, diplomacia reactiva y polarización, urge que los representantes —de ambos países— entiendan que la política exterior no se maneja con tuits ni con memes, sino con responsabilidad.