Se Tenía que Decir
Cobro de piso en Juárez: el impuesto criminal protegido por Cruz

Ciudad Juárez vive una de sus etapas más oscuras. La inseguridad ha dejado de ser una percepción y se ha transformado en un impuesto cotidiano que pesa sobre comerciantes, empresarios y familias enteras. El cobro de piso, que alguna vez se creyó limitado a ciertas zonas o giros, hoy es una extorsión sistemática y brutal que tiene nombre y responsables.
En la cima de esa pirámide de impunidad está Cruz Pérez Cuéllar.
Un incendio que revela la extorsión
La madrugada del 12 de mayo, un incendio consumió al menos cinco negocios ubicados en el cruce de las calles Globo y Amado Nervo, en la zona centro de Ciudad Juárez. Las primeras versiones apuntan a que el fuego fue provocado: los dueños habían sido extorsionados días antes. El crimen organizado —o quienes se amparan en ese nombre— les exigía el pago de piso. No pagaron. Les quemaron el sustento.
Este acto de terror no es un caso aislado. Es la consecuencia de una política de brazos cruzados por parte del gobierno municipal. Y es que bajo la administración de Cruz Pérez Cuéllar, el cobro de piso ha dejado de ser un delito invisible y se ha convertido en una rutina impune. Una práctica permitida. Un impuesto criminal.
Nadie se salva: así opera el cobro de piso en Juárez
Restaurantes, bares, farmacias, gasolineras, carnicerías, salones de eventos, estéticas, funerarias, panaderías, tiendas de abarrotes, consultorios médicos y refaccionarias: todos están en la mira. A todos les pasan la charola.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) ha documentado que en Juárez, el cobro de piso puede ir de los 15 mil hasta los 20 mil pesos mensuales. El resultado: una caída de entre el 70% y 80% de las ganancias de los negocios afectados. Es el porcentaje más alto del país.
No hay duda: con Cruz, el cobro de piso ha llegado a niveles inéditos. Y la voracidad no es solo del crimen organizado. También de la policía municipal. También del aparato municipal. Porque en Juárez, el crimen no solo opera con impunidad: lo hace con protección.
El testimonio que lo dice todo
José, un empresario de 66 años, contó a México Evalúa lo que miles de juarenses no se atreven a decir:
“Ya cuando te caen con el papelito, lo siguiente, van y te queman el changarro. Incluso llegan y le dan cachetadas a dos, tres empleados y al siguiente te lo matan, entonces mejor, más vale que cumplir. Son amenazas muy serias, ¿por qué? Porque hay una total impunidad, protegidos por la policía, entonces, es más el miedo que había de que si la policía se daba cuenta que denunciaba.”
Y luego sentencia:
“Tenemos dos opciones como empresarios: una, cerrar nuestros negocios e irnos a El Paso; y la otra, continuar”.
“Nosotros optamos por la tercera: pagar el cobro de piso a Cruz y sus secuaces.”
¿Miedo? ¿Extorsión? ¿Impunidad? Llámele como quiera. Lo cierto es que el terror cobra factura en Juárez, mientras Cruz presume obras, autopromoción y precampañas disfrazadas de gobierno.
El silencio como cómplice
La policía municipal, que debería prevenir este tipo de delitos, es parte del problema. No patrulla, no interviene, no protege. Las denuncias no prosperan. Los extorsionadores actúan a plena luz del día. Y cuando los comerciantes deciden resistir, les incendian el local. Así de claro.
El alcalde no se ha pronunciado sobre el incendio del 12 de mayo. No ha reconocido el problema del cobro de piso. No ha ofrecido protección a los empresarios. No ha dado resultados.
En Juárez, no solo se paga el predial.
También se paga el miedo.
Y ese impuesto criminal, Cruz lo permite.
O peor aún… lo cobra.