Detrás del Discurso

Andrea Chávez suma a dos panistas a su proyecto político; crecen críticas por la incongruencia

La Senadora morenista Andrea Chávez ha vuelto a generar polémica al anunciar la incorporación de dos perfiles provenientes del Partido Acción Nacional (PAN) a su equipo político, uno de ellos con vínculos cercanos al exgobernador Javier Corral Jurado, figura clave del panismo chihuahuense.

El anuncio ha provocado una oleada de reacciones encontradas dentro y fuera de las filas de Morena, el partido al que pertenece Chávez, especialmente entre aquellos que han sostenido un discurso férreo contra el PAN por considerarlo sinónimo de corrupción, privilegios y políticas neoliberales que, aseguran, dañaron al país durante décadas.

¿Incongruencia o estrategia?

Para muchos simpatizantes de Morena, esta decisión representa una profunda contradicción ideológica. ¿Cómo es posible, se preguntan, que aquellos a quienes se ha acusado públicamente de corrupción y de representar “el viejo régimen”, ahora sean bienvenidos y hasta celebrados dentro del movimiento que promete regenerar la vida pública de México?

No obstante, analistas políticos advierten que este tipo de alianzas no son nuevas en el contexto electoral mexicano. “No se trata de una casualidad, ni de un error de cálculo político”, afirma el politólogo Javier Ortiz. “Se trata de una estrategia deliberada, donde más que la coherencia ideológica, lo que importa es construir redes de poder, blindajes jurídicos y capital electoral”.

Dos motores detrás del reclutamiento

Más allá del debate entre ética y pragmatismo, hay quienes señalan que este tipo de movimientos responden a dos impulsos muy claros, tanto en las élites del poder como en sus bases más radicalizadas:

  1. Para las cúpulas partidistas, el fichaje de figuras provenientes de otros partidos —incluso con pasado polémico— representa la expansión de una red de impunidad que se fortalece al integrar a quienes ayer fueron adversarios, pero hoy podrían convertirse en aliados útiles para proteger intereses compartidos.
  2. Para los fanáticos militantes, la absorción de adversarios políticos se interpreta como una victoria simbólica: neutralizar a una amenaza externa incorporándola a las filas propias, sin importar su pasado, fortalece el relato triunfalista y satisface el deseo de dominio total.

¿Quién pierde con estas decisiones?

La principal víctima de estos movimientos podría ser la credibilidad del discurso de transformación que Morena ha defendido desde su fundación. Cuando el discurso anticorrupción se diluye en el pragmatismo electoral, se corre el riesgo de alimentar el cinismo ciudadano y la desconfianza hacia la política en general.

Mientras tanto, Andrea Chávez guarda silencio ante las críticas, pero se muestra activa en redes sociales, celebrando la llegada de nuevos cuadros a su equipo, sin ofrecer mayores explicaciones sobre el pasado político de los mismos.

En un momento donde el país vive una de sus etapas electorales más tensas y definitorias, estos movimientos reabren el debate sobre los límites entre la inclusión política y la impunidad disfrazada de unidad.

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